El símbolo de la granada lo encontramos en los escritos más antiguos de la Biblia. Los relatos de la estancia de los israelitas en Egipto están llenos de alusiones a las granadas. El delta del Nilo era lugar de granados y los hebreos recurrían a la granada como alimento restaurador del trabajo de esclavitud. El libro de los Números cuenta que los exploradores enviados por Moisés a la tierra prometida llevaban el fruto del granado como prueba de la fertilidad del país (Núm 13,23). Durante la época de la monarquía de Israel, la granada se utilizaba como reflejo de la estabilidad y la concordia del reino. Las descripciones que se hacen del templo de Salomón reflejan su presencia en la arquitectura. Cientos de granadas coronaban la parte alta de los capiteles de las columnas del templo (1Re 7,18.20.42; 2Crón 3,16; 4,13; Jer 52,22). Las granadas también eran utilizadas como ofrendas en el templo, sobre todo cuando la población estaba obligada a pagar el diezmo a las autoridades religiosas. Los textos legales determinan que a los funcionarios y grupos como los levitas, se les entregaba la décima parte del trigo, del vino y del aceite, de las granadas y de otros frutos (Tob 1,7). Pronto, la granada se convirtió en un símbolo de fecundidad. El fruto del granado era la ofrenda preferida entre los regalos de boda porque sus numerosas semillas representaban la descendencia de la familia y la continuidad de la tradición. El libro del Cantar de los Cantares juega con la simbología de la granada para reflejar la fecundidad y expresar el placer que produce uno de los frutos más embriagadores (Cant 4,3).
La presencia de la granada en el mundo bíblico llega hasta los tiempos de Jesús. Durante el reinado de Herodes el Grande, en el año 3 a.C., cuando los romanos todavía permitían acuñar monedas locales sin el rostro del emperador, se puso en circulación una moneda que en su reverso contenía la imagen de una granada. La moneda, conocida como ‘prutah’ tenía en el anverso la inscripción griega ‘Rey Herodes’ y en su reverso la palabra ‘Rimón’ (granada en hebreo) con el dibujo de la granada como símbolo del poder de la monarquía.
La historia de nuestra ciudad de Granada está llena de referencias a la vieja Jerusalén. Desde tiempos de los Reyes Católicos se quiso hacer de nuestra ciudad una nueva Ciudad Santa patrimonio de la Cristiandad. Los proyectos de la catedral granadina ponen de manifiesto la intención de hacer de Granada el reflejo de la Jerusalén celestial que se describe en el libro del Apocalipsis. La Jerusalén celestial, símbolo de la concordia, de la paz universal, del equilibrio social y de la prosperidad urbanística es uno de los retos todavía por realizar.
Hades da unos granos de granada a Perséfone para asegurar su regreso al mundo subterráneo, hogar de su esposo, Señor de las riquezas y tesoros ocultos. En este mito la Granada aparece asociada tanto al amor como a la muerte. De ahí que la granada sea un fruto tradicionalmente ligado, por un lado, a los ritos matrimoniales y por otro a los ritos funerarios de algunos pueblos del Mediterráneo antiguoLa diosa Hera, convertida en Juno para los romanos,representa el aspecto de la diosa que inspira a los héroes, pero al ser la esposa legítima de Zeus es también la que defiende el orden que se estructura a partir de la indisolubilidad de la pareja divina.
La tierra no tiene más esposo que el cielo, esta es la primera idea fundamental que expresa Hera. El resto de relaciones no pueden ser más que incestos contra natura y romances nacidos de pasiones pasajeras. Ellos, Cielo y Tierra, conforman la unidad matrimonial por excelencia y constituyen el marco donde todo se produce, pues más allá de ese marco, en verdad, ¿ qué podría decirse?. por eso la diosa Hera siempre se presenta en la mitología como la tremenda y celosa esposa de Zeus, la defensora del lecho conjugal y de las bodas legítimas como célula principal familiar de organización social. Aunque también es Hera, la protectora de los partos
Es en calidad de defensora de la idea de matrimonio entre Cielo y Tierra que vemos aHera en representaciones artísticas con el fruto del granado en la mano, o con una manzana,regalo de Gea por su matrimonio con Zeus.
Frutos ambos asociados a Hera que está en diferentes lugares de Europa relacionada con las fiestas de casamiento, en las cuales la granada y la manzana forman parte de las ofrendas que se hacen a los esposos. En ese mismo sentido debe entenderse la tradición que tenían las novias romanas de adornarse el pelo con un tocado hecho de ramas de granado. Justamente así es como se presenta este fruto nupcial en le mito de Perséfone y Hades. Al comer la diosa los granos que le da el dios subterráneo, ella, la diosa, sella el lazo de unión matrimonial y con ello el compromiso de amor de regresar con el esposo periódicamente a fin de realizar la unión con él.
En el simbolismo de las diosas Deméter-Perséfone, la granada es una expresión de fertilidad y de renovación de la naturaleza.